ACERCA DE LA LLAMADA REALIDAD, O EL LAMENTABLE EFECTO PRODUCIDO POR LA FALTA DE ALCOHOL EN LA SANGRE.



viernes, 14 de enero de 2011

Clase 2 : ¡Cómo ser fabuloso en las barras !

¿CUALQUIERA PUEDE CALIFICAR COMO UN GRAN BEBEDOR? 

Introducción al Vaso, la Botella, la Jarra, el Bidón, El Balde y La Manguera.


   No hay que banalizar el tema: bebedor no es cualquiera. Ni siquiera beber es para cualquiera, ¿cierto? Muchas personas, en el afán de acceder a un posgrado, fraudulentamente imprimen tarjetas tales como Pepe Palomo – Gran Bebedor Profesional, con el objeto de acceder al prestigio, a la reputación que a tantos otros les costara las mil resacas, peludas inversiones (tema que trataremos en la clase Cómo beber sin gastar una moneda) cuando no una gastritis, úlceras e incluso alguna que otra cirrosis.

Es que ni siquiera basta con colorearse de rojo la nariz, ni dibujarse abultadas ojeras que colgarán bajo la mirada como tristes testículos, ni fingir temblores de la mano en la barra para engañar a los profesionales. Está bien para confundir farristas novatos bajo la luz marketinera del frente de bar, promoviendo murmullos tales como ¨¡Mirá el pedo que tiene éste…!,  que lo llenarán de un prestigio y un orgullo completamente usurpados.  Claro que jamás confundirán a los verdaderos conocedores, los bartenders profesionales y  los auténticos bebedores que también rondan por ahí, chusmeando bajito y, como es sabido, simulando la gran sobriedad, lo que no es poco ni fácil. Y si no, recordar la fórmula de Oscar Wilde: ¨Ser natural es la más difícil de las poses.¨
   Asimismo y desde la filología, se ha sostenido que la designación del farrista como ¨tipo calavera¨, proviene de aquellos lejanos tiempos.
  

    Hay que comenzar desde abajo para llegar al moño. Ir desde los elementos simples a los más complejos. ¿Qué conocen Uds. de los recipientes que contienen los tragos? Hablo de sus usos e historias. Cabe hablar incluso de sus personalidades, ya que los líquidos tienen la añeja costumbre de adoptar la forma de lo que los contiene y lo hacen en muy diferentes estilos. 

   Vayamos por partes  :    

    EL VASO  
    
   Hay personas que en tren de tomar se toman, si no hay otra cosa, la temperatura o el subte, creyendo, uno nunca sabrá por qué, que están tomando no sé qué glamorosa cosa rica. La invención del vaso y la extensa familia de recipientes de mesa, fue el feliz reemplazo del cuenco formado con las dos manos, far away and long ago. Antes de caer en aquel error hay que comprender que los recipientes son lo único efectivamente ligado a lo que se desee tomar.   


Cristalería antigüa
   Se dice que la alfarería proveyó los primeros vasos. Sin embargo se han hallado cráneos (ya desencarnados, lo estético es pensarlo así) utilizados para contener líquidos, mucho más populares que otros utensilios con el mismo fin, cuernos ahuecados, cañas desmeduladas, etc.

   El vidrio apareció en el siglo XV pero el discreto encanto de beber posando los labios en el interior de un cráneo fósil había perdido su gran fascinación y popularidad muchos antes, posiblemente no por una cuestión de costos sino por el largo proceso de secado o lo que fuese, quedando más bien para catacumbas, como decorativos portavelas o como sentimentales souvenirs de correrías contra tribus enemigas.
   Aunque no siempre resulte así, El Vaso tiene relación individual con el ser humano. Cada quien chapa el suyo y trata, sutil o enfáticamente, de no compartirlo. Es una prolongación del Ser cultivada desde la primera infancia, donde cada niño tiene su propia teta (un recipiente natural) y su propio biberón, que no deberá compartir con sus compañeritos del kindergarden. Tampoco es usual que comparta las tetas de su señora mamá aunque haya, proverbialmente, dos de ellas disponibles, y si bien la naturaleza, que suele ser paradójica, haya hecho que las madres sean, al mismo tiempo, como los culos, es decir, sólo habrá disponible uno para cada quien.
   Muchos le adjudican al vaso propiedades metafísicas, ya que luego de beber unos cuantos (nos referimos al contenido), se tiende a fijar la mirada interminablemente en este recipiente barruntando vaya a saberse qué onda.
La Botella
   expresa un implícito sentimiento democrático, abierto al reparto, generosa por definición al dar para varios vasos, promueve la euforia colectiva y el comadreo. Preside la escena desde la mesa o desde la barra, o directamente haciéndonos compañía en un umbral cualquiera o en la esquina donde se junta la banda. Sus parientes, la cantimplora y la petaca, tienen el mismo fin aunque mejor estilo que el abominable tetrabrik posmoderno, (si bien con estos modestos recipientes puede no dar para tanta gente como podría presentarse y uno qué, si no alcanza para todos se correrá el riesgo de ser tildado de mezquino o escondedor, que es lo mismo).


 La Botella genera además ritos comunitarios, el destape, el descorche, la mirada colectiva atenta a ese gorgoteo cristalino y atrapante, tanto como el disimulado reojo colectivo para ver cuánto queda y si dará para una segunda vuelta o qué pena, parece que no.
   Pero al mismo tiempo La Botella encierra un grave peligro y extrañamente éste se manifiesta cuando aparecen muchas botellas y pocos o muchos bebedores. En esas ocasiones la curva de euforia de las primeras botellas vaciadas puede devenir en un conflicto. Un inocente fuck you, cualquier descuidada alusión a una hermana o a la supuesta orientación sexual del interlocutor, puede ser malamente percibida o quedar sujeta a interpretaciones hirientes. En ese nivel la tendencia a irse de boca tiende a intensificarse, cada vez se quiere dar y aceptar menos explicaciones, y la farra inicial puede quedar finalmente en una fase de revoleo maligno de cuantas botellas haya, con algunos consiguientes impactos y sillazos y cráneos tan machucados que te la debo.

   La Jarra
   es una demostración de poderío, un vaso de más de 350 cmts.cúbicos. Pero en el fondo es un boxeador categoría liviano. Recipiente emblemático de los bebedores de cervezas y sangrías, no tiene mayor predicamento fuera de ello. Su uso, sin embargo, tiene el carácter emblemático de la farra a otro nivel, carnavalesco, de kermesse, celebratorio, y va muy bien con las canciones populares, que los bebedores deberán cantar a coro preferentemente acompañados de un acordeón.
  A diferencia de otras cristalerías que sólo se utilizarán levantándolas en el brindis a no más allá del nivel de los ojos, la jarra se exhibirá lo más alto que se pueda, balanceándola de un lado al otro al compás de los cantos, sin importar si bañamos a quien esté al lado, sujeto que recíprocamente no tendrá mayor interés en saber si nos está empapando a su vez.

                                                          Es tan prolífica la producción de eructos que se obtiene en una fiesta cervecera, que su anatemizada etiqueta de ¨poco urbano¨ desaparece ante semejante florecimiento y sólo quedan, en el peor caso, sonrientes comentarios sobre la buena salud del eructador. En la clase Los diferentes tipos de eructo nos extenderemos sobre este punto.

 La versión hereje del uso de la jarra – La Jarra Loca- es bastante argenta, y consiste en la mezcla heterogénea y sin ningún concepto de las más variadas razas alcohólicas, tengan o no afinidad, gusto o correspondencia. Sus resultados son a menudo intoxicaciones agudas y comas etílicos varios, principalmente entre los más jóvenes. Lamentable.)

EL BALDE
   ...no podía quedar afuera.
   Lo mismo que la horca, la viruela y la peste, la aparición del balde en la Historia tiene sus raíces en la remota antigüedad. Cierto grabado en un copón, que se adjudica a la cultura corintia temprana, muestra una extraña escena: un hombre colgado por las piernas de la rama baja de un árbol. Bajo su cabeza, un balde. A su lado, un soldado. Varios relevantes comentaristas clásicos interpretaron que se trataba de un precursor de la guillotina. Sin embargo, nadie consiguió explicar qué era esa especie de caña que le colgaba de la boca y se introducía en el balde.

   Voltaire, en su correspondencia, admitió conocer la imagen y le dio una explicación distinta: sancionó  que el supuesto condenado muy bien podría estar chupando algo rico del balde mediante el famoso canuto. Desde allí, la teoría de que Newton descubrió la ley de gravedad, según la historia oficial, viendo caer una manzana, perdió, para la comunidad de veteranos que suele comentar estas cosas en las barras, toda autenticidad. Para conseguir elevar el líquido del balde, aquel sofisticado bebedor debió aspirar con mucha fuerza, precisamente para poder vencer la fuerza de gravedad, y mantenerla, ya que lo que sube baja, y en eso… ¿no habrá generado ciertas preguntas, como ser qué coño está pasando aquí que no me sube el escabio? Más que pulmones, se necesitaron ganas. Se infiere que el soldado era sólo un invitado esperando su turno.
   Si bien los baldes son hoy objetos vulgares, y salvo en ciertas discos que Uds.seguramente conocen, no es tan usual beber de un balde. Otros tiempos, otros hombres. Se pierden día a día las buenas costumbres.   
   La Manguera I
   (No dipsómanos abstenerse.)
   La cata de una bebida, cualquier bebida, tiene algunos requerimientos culturales (experiencia en chupar tenemos todos, circunstancia necesaria pero no suficiente).
   En principio, como es obvio, se necesita la bebida a ser catada, sin lo cual no sé qué estaríamos haciendo ahí, con una copa en la mano y sin nada para catar, mirándonos unos a otros. Pero una vez resuelto esto, hay que detenerse en la etiqueta (si la tiene, si no resultará un esfuerzo inútil) y repasarla concienzudamente aunque esté escrita en albanés y Ud.de esa lengua, ni papa. Importante también y sobre todo si se trata de una cata donde intervienen varias personas es que el catador tenga presente algunos conocimientos que nada tienen que ver con las bebidas.
   Por ejemplo: cuando se mira el líquido al trasluz mientras se agita la copa (sólo levemente, eh), no es para ver si tiene alguna tierrita o si una mosca se metió ahí. Se verá el color, su grado de transparencia o luminosidad, los reflejos, las huellas en las paredes (de la copa) o cualquier cosa que se quiera ver,  todo está tácitamente permitido.
   Para emitir un juicio sobre este aspecto, así como por su aroma, alcanza con un leve movimiento ascendente y descendente de la papada. ¿Cuántas bebidas hay, incoloras e incluso inodoras, que no dirán nada? Pero bueno, no hay cata sin esa ceremonia que incluye una lenta mirada en derredor. No parece apropiado espiar preocupados por saber si alguien padece síntomas de envenenamiento, desde luego, sino para establecer una comunión fácil con el resto de las catadores.
   Luego viene el acto central de echarse el trago a la boca, suavemente, claro, nunca un fondo blanco. Pueden hacerse un par de buches, que en algunos ámbitos es considerado mero snobismo. Incluso alguna gárgara a condición de que sea discreta, si consigue que sea muda, mejor. El objeto es (salvo en horribles excepciones, caso de lo directamente intomable) que el líquido llegue a la parte profunda de la boca, donde nace la lengua (no es indicado que pase directamente al esófago) ya que es allí donde el gusto se esparce mejor y suelta sus propiedades en altas papilas. Esto irá acompañado de un entrecerrar de ojos, un aspecto general resposado, relajado, y luego de algunos segundos deberá producir un chasquido ligero de la boca, semejante al de las cabras. Producido el reventón en las papilas gustativas, el paso siguiente es una mesurada expresión, sea de gusto o de disgusto, (sacar los ojos fuera de las órbitas o no contener las arcadas no es bien visto, salvo que todo el pelotón reaccione así en forma unánime). 
   Lo importante viene después y ahí el catador podrá elegir: las palabras que usará para su calificación.
   Se hablará de blend, color, cuerpo, luminosidad, carácter, etc., pero lo importante serán las palabras a utilizarse para la calificación. No estás demás anteponerles algún pequeño hum o una sostenida mirada penetrante a la botella, como si se sospechara de algo : voluptuoso (muy usada), frutada (también) volátil (tb) sutil (ya perdió vigencia) enérgico (muy vulgar), avant garde (fue chic pero ya no lo es) sociable y otras que genéricamente son las elegidas como el lugar común de una blanda aceptación.
   Si se trata de algo diferente, o bien extraordinario, es el momento de que nuestro catador ponga a prueba su vocabulario. Aquí tendrá una pequeña muestra de donde elegir:
   Una bebida puede ser lo que Ud.quiera que sea (y no está demás tomar algunas clases de semiótica) : esforzada, polivalente, insidiosa, cósmica, vertiginosa, redonda, gatuna, saltarina, monacal, metafísica, pictórica, llanera, vívida, vaga y profunda e incluso musical, o aún pedorra o posmoderna aunque suene hiperbólico, o puede habernos producido un dejà vu. Ud.elija y elija las palabras atentamente. Tómese su tiempo. Diga lo que diga, cuanto más incomprensible la calificación, más inalcanzable el valor del juicio y por eso mismo, más ilustre.
  La Manguera  
     El uso de la manguera para beber se ríe de todo eso (usarla incluye desde luego barrica o tonel y no sirve, por ejemplo, intentar introducir la manguera en una copita para anís). Para los no iniciados : no es necesario colgarse del árbol. Se trata simplemente de meter la manguera arriba, en el respirador del tonel (si lo hace de la canilla perderá todo encanto) sentarse al pie (hay quienes se acuestan directamente en el piso) chupar de lo que sea que trate el tonel, y glub glub glub, santas pascuas. Eso es todo. Su juicio estará vinculado al tiempo que se demore en quedar dormido. Por eso, aunque quisiera emitir palabras, seguro no podrá, lo que no deja de ser una bendición, ché.
   ¡Carpe Diem!
   Besos, allí donde lo anhelen.
Miguel             

No hay comentarios: