ACERCA DE LA LLAMADA REALIDAD, O EL LAMENTABLE EFECTO PRODUCIDO POR LA FALTA DE ALCOHOL EN LA SANGRE.



viernes, 14 de enero de 2011

3a.Clase: Cómo ocultar el tufo. Técnicas avanzadas para hablar e inhalar al mismo tiempo. El método Pit Bull.



   EL TUFO, UN ENEMIGO DEPREDADOR
   Tomas Mann, su obra lo expresa así, escribió que entre la comedia y la tragedia  (o viceversa) sólo hay una imperceptible línea  y que para cruzarla basta un paso.
   En el caso de un sano bebedor, un mal paso, debiera decirse. Es que la vida, y el tufo, como cualquiera sabe, nunca fueron lo que contó Hollywood. 
Pongámoslo así:
   Supongámonos en un día maravilloso, que los hay. Supongamos que todo nos ha salido de fiesta desde el despertar. Para mejorar las cosas, es sábado, la oficina o el taller son pesadillas lejanas, y está el asuntito pendiente de una morocha con quien estamos citados en Crobar, hoy por hoy el mejor techno de Buenos Aires, y con la que hubo un bonito tenis de mensajes durante la semana.
   Ahora, como es natural, nos preguntamos si ella sería puntual, pero como cosa rutinaria: somos tipos seguros de nosotros mismos, aunque un pelín nerviosos. Tan así que iremos una horita antes de la cita, para que ni siquiera importe si ella se hace esperar, que es lo usual. En el interin qué hacer. Y, un par de cervezas para arrancar, y luego nos clavamos un 7º.Regimiento y detrás alguien que cumplía años invitó champagne un par de veces. También le hicimos caso a una botella de Havanna Club 7 años, que nos miraba desde el frente de bar, una copa al menos, ya que es inhumano negarnos a la calidad. A la una y media y para bajar un poco el asunto, le entramos a una onza de fernet.
   Cuando la vimos entrar nos acomodamos algunos pelos y quisimos finalizar lo que chusméabamos con el vecino de barra, que todo el tiempo y con disimulo cero se tapaba la nariz para escucharnos.
   A veces comprender lo insignificante lleva más tiempo que atrapar lo complejo. La fatalidad, en cambio, se instala en nosotros con un repentino ataque de pánico : la chica se nos venía, vestida de sonrisa perra. Y nosotros… ¡estábamos expeliendo un alto tufo en el momento menos indicado! (bah, si es que hay momentos indicados para andar hediendo tan heavy). A juzgar por la expresión congestionada del vecino, debía tratarse de un tufo (hay que decirlo, fuera de todo standard.

   
    Taco stiletto, inconsciente del resplandor con que habría nacido unos veinte años atrás y tan bella que nos hubiéramos partido la cara en la pared sin ningún remordimiento, vino a nosotros. Obvio, con el ego en tremendo riesgo de salir averiado, hicimos lo único que podíamos hacer, sudar …¿y ahora…? ¿Si en vez de mirarme tan fijamente (incluso demasiado para su propio bien) mientras se ponía a un metro, empezaba a convulsionar, víctima de alguno de los resoplidos que yo ya no podía mantener bajo control?
   Para estos incendios no hay bomberos ni salida de emergencia y como decíamos al inicio, también de la comedia a la tragedia sólo hay un paso. Por un segundo pensé en el suicidio en defensa propia. ¿Soluciones? Si, las hay. Claro que las hay. Casi todas falsas soluciones.

   Woody Allen, creo que en Manhattan, decía ¨que sea paranoico no quiere decir que no me persigan¨. Paranoicos o no, lo que va a perseguirnos a nosotros esa noche, si no hacemos algo, será nuestro inguantable tufo. ¿Qué hacer contra esa peste nocturna? ¿Hablar sólo de coté? ¿Fingir afonía? ¿Gruñir mostrando un colmillo toda la noche? La experiencia demuestra que, por ejemplo, balancear un escarbadiente de un lado al otro de la boca o hablar con el pescuezo tirado hacia atrás y desde metro y medio: despierta sospechas y no tunea de onda. ¡Ni pensarlo!
  

TECNICAS AVANZADAS PARA HABLAR E INHALAR AL MISMO TIEMPO

Remedios que matan y, peor aún, son inútiles
      a)   Meterse en una centrifugadora.
b)      Salir de atropellada al baño para hacer unos buches con un litro de colonia.
c)      Robar los limones de la barra, masticarlos, refregarse los bigotes con ellos.
d)      Clavarse varios paquetes de pastillas de menta extra forte.
e)     Gárgaras y regurgitaciones con bicarbonato, super contraindicado.
f)      Llevar un kit portátil de cepillo y dentífrico, con el riesgo de ser visto al sacar la plata       para pagar y cargar para siempre la sospecha de halitosis.
g)     Huir de caño hacia las azoteas vecinas.
h)     Empezar a los gritos ¡Fuego, fuego!... 


   Muchos creen que el desodorante bucal es la solución mágica. Amén de que es dificíl recordar que existen, que son caros y que para muchos es una mariconada, nunca son de veras eficaces por una razón: el tufo, el verdadero tufo, el tufo bocha, el tufo humano-macho, se caracteriza por lo penetrante, denso y de efectos no aptos para cardíacos que ni las cucarachas se la bancan, ¡se expele también por la piel!, en un proceso de ósmosis que genera la ingesta descontrolada de alcohol, que cualquier otro día les explico cómo funca y cómo se soluciona.
Frente a eso, qué.

EL MËTODO PIT BULL 


Lord Byron
    La raza pit bull da perros muy valientes, muy intrépidos, fuertes, atléticos y re testarudos. Para los primeros entrenamientos, cerca del primer año, y para los paseos, se utiliza con ellos una correa de ahorque. Simple, sencilla y de buen  resultado con cualquier perro bravo. El mecanismo es simple, un nudo corredizo en el extremo de la correa que lo sujeta por el pescuezo. En cuanto el tipo amaga de un salto devorarse una mosca, o busca repentinamente la garganta de un perrito que pasa o lo que fuese,  la mano firme en la correa hará que el loco sienta que el nudo le cierra automáticamente la garganta. El instinto del picho le hará bajar un cambio, ya que no es bolú. (Lo sé porque tengo un pit bull, Byron. Lo único que me molesta de él es que tenga mejor pedigree que yo.)
   Entonces, la correa de ahorque pondrá al perro ante una doble emergencia, debe respirar y no puede dejar de tirar tarascones o de ladrar, según sea de su paladar. O sea, inhalar y expresarse en su idioma perruno al mismo tiempo. Diabólicamente lo consigue : ¿a qué se parece esto?
   ¡Bingo! Si un perro halla solución al problema, ¿por qué no lo haría un experto y fino  conocedor de barras, trucos y noches de alta parranda, para resolver el llamado Teorema del Tufo Hediondo, que puede estropear el mejor chamuyo a la orejita, por más ganador que sea?

                                             Prácticas

Practicando por la calle
    Cómprese una correa de ahorque, cualquier veterinaria tiene modelos variados y colores a elección. El material de que estén hechas es también importante. Prescinda de las de cadena o de cuero, útiles para dogos, ovejeros alemanes, dobermanns, etc. Para los cuellos más delicados hay algunas de fino nylon trenzado donde el nudo se desliza suavemente (detalle significativo) porque de lo contrario, si el nudo se atascara, podríamos caer rápidamente en situación de emergencia, incómoda o antiestética, por así decir, con los ojos desorbitados y tirando el rostro a un color violáceo ominoso.
El ejercicio debe realizarse ante un espejo, pero antes de intentarlo, tome en cuenta algunas consideraciones :
·         Puede hacerse con el auxilio de un amigo/a, quien se situará a sus espaldas e iniciará la función ahorque con extrema suavidad, hasta el punto justo en que respirar y hablar se ubiquen en el centro del problema. No más allá de eso. En caso de dudas, seguir respirando debe considerarse prioritario.
·         La elección del amigo/a debe ser muy meticulosa. Se podría dar el caso de una elección desacertada, de consecuencias indeseables, y ahí sí que ya será tarde para las aclaraciones. Descartar a las ex también es saludable.
·         Si se tiene una nuez muy sobresalida, use el criterio English tie, es decir, ahórquese por debajo de la nuez y no por encima, por lo menos hasta lograr la destreza necesaria y no que la nuez ande subiendo y bajando por el cuello todo el tiempo, lo que es perturbador sobre todo si vió la saga de Alien.
·         Tratándose de una experiencia directa, es inútil probar con maniquíes ni ningún otro ser vivo.
·         Tenga siempre una buena tijera al alcance de la mano.
·         Sólo para expertos; un ejercicio avanzado pero peligroso es intentarlo con un Garrote     
           Vil.  

Garrote vil
El precalentamiento :
     Antes de intentar charlar e inhalar al mismo tiempo, es útil un  precalentamiento : hipos, eructos,  gárgaras, sonidos onomatopéyicos, arf, blub-blub, ping, incluso discretos pedorreos en sonotecnia, ayudarán a que la maravillosa maquinaria que es el cuerpo humano se vaya adaptando a su nueva función.

      Para llegar al punto caramelo habrá que intentarlo muchas veces sin desanimarse por picos de ahogo ni farfulleos sin sentido. (Tampoco se trata de salir cantando La Traviata de buenas a primera). Cuando se consigue enhebrar una pequeña frase, tipo Hola-qué-tal-qué-onda,-eh, ¿primera-vez-que-venís?, respirando para adentro sin perder por eso naturalidad ni que haya que exigir un urgente tubo de oxígeno por el intento, puede decirse que hemos conquistado el umbral donde el más desgraciado tufo que exhalemos, hará la de cualquier digno, asqueroso tufo inmundo: al sentirse derrotado por el método pit bull, buscará en derredor la próxima víctima, se abalanzará sobre ella bañándola en los hedores más horrendos y todos dirigirán hacia ese desdichado infeliz sus miradas cargadas de repugnancia, en tanto Ud. sonreirá feliz, angelicalmente a salvo.    
                                             
                                             ¡Nos vemos, cuervos!
 Miguel

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